Fue un pintor islandés que vivió entre 1885 y 1972. El billete de 2000 coronas islandesas posee su retrato junto a una de sus pinturas. Sus obras se exponen en Reikiavik, en el museo Kjarvalstaðir del Parque Miklatun y en el museo Kjarvalsstofa de Borgarfjordur.
Sus obras se caracterizan por conjugar paisajes con figuras humanas, al punto en que ambas se confunden y parecen parte de lo mismo. ¿Quién es el que gesticula la mirada; el humano o el paisaje?
¿Quién mira a quién?, O será que son emergentes de la naturaleza, frutos de la misma raíz, y ambos se miran, ante el imponente cielo que los mira…..Y nos mira.
Un paisaje en el que podría pasar de todo. Ser de noche, ser de día. Estar calmo, haber tormenta. Reinar silencio, soplar viento.
Estos caballos libres no galopan, corren como personas emocionadas por la conciencia de libertad que los recorre. Descienden por la colina hecha de piedras y rostros humanos y flores.
Yo veo un ángel con botas y látigo, y un hombre que se agacha a depositar una iguana, o a agarrarla.
A simple vista parece agua, pero luego de mirarla un rato, me parece de consistencia gaseosa, hecha de aire y nubes. La dama se licúa primero y luego se evapora, pero contiene una espada capaz de atravesar cualquier materia. Detrás, caballos emergen como sueños.