Estrellas y planetas de la Antiguedad

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Ptolomeo, astrónomo y astrólogo greco-egipcio

Ptolomeo fue un astrónomo y astrólogo,además de químico, géografo y matemático, nacido aproximadamente en el siglo I o II d.C. En ese entonces la astronomía y la astrología estaban profundamente ligadas. Ptolomeo fue uno de los pioneros en la elaboración de explicaciones astrales que fueran una alternativa a las explicaciones religiosas. En su tratado Almagesto describe el sistema ptolomaico, que consiste en la idea de que la Tierra está en el centro del universo, y el Sol, la Luna y los planetas, giran alrededor de ella, conducidos por una gran esfera llamada «primum movile», mientras que la Tierra es esférica y estacionaria.Las estrellas se encuentran fijas en distintas posiciones sobre la esfera.

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Teoría geocéntrica gráfica: La Tierra en el centro y alrededor la esfera «Primum movile»

 

Es interesante la imagen que grafica a esta teoría. En ella la Tierra parece una pupila gigante, y la esfera alrededor el contorno de un iris formado por el brillo del Sol, la Luna, y los planetas.En la pupila, las estrellas aportan focos de luz. El conjunto da como resultado la imagen de un gran ojo. <<El universo es aquel ojo que pestañea misteriosamente, atravesado de las películas que lo transitan día y noche, con las luces estelares y planetarias.>>

Para Ptolomeo las estrellas fugaces eran lanzadas por los Dioses, y cada vez que esto sucedía, el portal de su Reino se abría. Ese era el momento oportuno para pedir deseos, mientras la estrella aún permanecía, ya que los Dioses escucharían deseos y plegarias. Interesante idea, además de ser el inicio de una tradición que llega hasta nuestros tiempos, postula la idea de que el Reino de los Dioses puede abrirse o cerrarse con el paso de una estrella.

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Ptolomeo también escribió un tratado de teoría musical llamado Harmónicos. En él se conjugan las leyes matemáticas que en teoría poseen los cuerpos celestes y la música. Según esta idea, ciertas notas corresponden a planetas específicos, las distancias entre cada uno y sus movimientos. En este sentido, la música sería una danza entre los planetas a la distancia, una mezcla de sus tonalidades. 

Esta teoría era descendiente de La armonía de las esferas, de origen pitagórico, basada en la idea de que el universo está gobernado por leyes numéricas armoniosas, y que el movimiento de los cuerpos celestes se rige según proporciones musicales.

La expresión griega harmonia tou kosmou se traduce como «armonía del cosmos» o «música universal»; La palabra música (mousikê) hace referencia a «el arte de la Musas»

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Entre inventos y poesía

La idea de inventar está profundamente relacionada con la poesía, ambas postulan creaciones que parten siempre de la imaginación y se materializan en pequeños planetas nuevos que pasarán a formar parte de la inmensa galaxia que nos contiene a todos. Somos todos pequeños y a la vez grandes creadores de planetas, que se forman solo con nuestra actividad mental. En siglos pasados el carácter de inventor era casi un oficio. Las personas podían ir caminando por la calle y al cruzarse con un extraño e intercambiar información, comentar que se era un inventor. Charles Cros era una de estas personas del siglo XIX, nacido el 1 de octubre (1842-1888). Fue físico, poeta e inventor francés.

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Charles Cros

En primer lugar desarrolló un método para obtener fotografías a color, consistente en una pantalla en la que se depositan líneas de los colores primarios, que luego se coloca delante de una placa fotográfica para filtrar la luz que llega a la placa y así obtener una base de color. Sin embargo la primera fotografía a color data del 1861 y se le otorga al físico James Mark Maxwell. A este físico se le ocurrió mezclar los colores rojo, verde y azul, para lo que primero tomó  la misma fotografía con cada color y así  obtuvo su «Tartan Ribbon», como tituló a esa fotografía.

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Tartan Ribbon, primera fotografía a color, tomada por James Mark Maxwell

Charles Cros  inventó también el paleófono en 1877, una antecesor del fonógrafo que Edison patentaría en 1878.

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Paleófono, por Charles Cros

Yo sé hacer los versos perpetuos,

los hombres se maravillan ante mi voz que dice la verdad,

la suprema razón que heredé y me fue confiada

no puede comprarla ni todo el oro del mundo.

Todo lo he tocado: el fuego, las mujeres, las manzanas.

Todo lo he sentido: el invierno, la primavera, el verano.

He descubierto todo, ningún muro ha podido detenerme.

Pero fortuna dice: ¿Cuál es tu nombre?

 

El autor de estos versos  despojados de humildad fue creador también de un mecanismo de comunicación interplanetaria que se componía de un reflector de intensa luz dispuesto hacia un espejo parabólico cuyo eje debía apuntar al astro al que se quería enviar el mensaje. Se aplicaban moldes frente a la luz y la emisión resultaba en una imagen lumínica. Antes de esto, en 1872 Cros había escrito «Un drama interestelar», donde los terrestres se comunican con los venusianos intercambiando imágenes de la flora que poseía cada planeta. El hijo del atrónomo y una venusiana se enamoran e intentan vencer las distancias enviando las imágenes lumínicas de ellos mismos lo más fiel posible a la realidad.Pero al no poder concretar su amor, ambos acaban suicidándose. Como resultado se crea una Convención interplanetaria encargada de reglamentar la comunicación.

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Queja

 

Salvaje en la ciudad de piedra extraviado,

bajo la luz del gas yo vegeto y me muero.

Mas ello te complace; tu mirada hechicera

a la muerte me lleva, parisina orgullosa.

 

 

Sueño yo con pasar en un rincón mi vida

bajo los bosques verdes, sobre el monte aromado,

en Oriente, o bien cerca del Polo, muy, muy lejos

del bullicio, de los periódicos, de las tiendas.

 

 

Pero a ti el bocerío de la tumba te agrada,

y el baile de la ópera, el gas y los anuncios.

Yo, viéndote, me olvido del bosque y de las rocas,

y me mato queriendo civilizar mi alma.

 

 

Te aburro de decírtelo tantas veces, su dura

esto mucho, fallezco, quemada mariposa……..

¡Y qué bien que estarías con tu negro cabello

al viento, en bata blanca, sobre un fondo de verdes!

Antaño

Hace mucho tiempo, aunque decir así no basta para dar una idea…..Sin embargo ¿cómo decirlo mejor? Hace mucho, mucho, muchísimo, pero muchísimo tiempo. Un día, entonces…..No, no había día, ni noche….Una vez entonces….pero no había…..Sí, una vez, ¿o cómo quieren que diga?, se le metió en la cabeza (no, no tenía cabeza) Se le metió la idea….Sí, eso es, se le metió la idea de hacer algo. Quería beber, ¿pero beber qué? No había vermut, ni madeira, ni vino blanco, ni tinto, ni cerveza, ni cidra, ¡ni agua!Y no vayan a creer que hubo que inventar todo eso que aún no existía y que el progreso siguió!, ¡Ah, el progreso! Como no pudo beber, quiso comer, ¿Pero qué comer? No había sopa de pichón ni salmón en salsa de alcaparras, ni asado, ni papas, ni asado de res, ni peras, ni queso fuerte ni indigestión, ni lugar en el que estar a solas….¡Vivimos en el progreso y creemos que todo ha existido siempre! Así que al no poder beber ni comer quiso cantar. Cantar (triste). Bueno, ¿pero qué cantar? No había canciones, ni romanzas, ¡Ay, mi corazón! ¡Florecita mía! No había corazón, ni florecita, ni el estribillo: ¡Morirás! No había aire que transportara la voz, no había violín ni acordeón, ni órgano (con un gesto)…¡Ni piano!, para que lo aocmpañara a hija del alcalde: no había acalde. ¡Ah, el progreso! ¡Increíble, no poder cantar! Pues entonces voy a bailar. ¿Pero, bailar adónde? ¿En qué lugar? No había piso encerado en qué caer, ya me entienden. Nada de veladas con candelabros, con guirnaldas de luz en las paredes que te iluminen por detrás, ni copas, ni bebidas que vuelcas en los vestidos. ¡No había vestidos! ¡Ni bailarinas que los llevaran! Ni padres roncadores, ni madres rubicundas que impidan bailar sin parar. Así que ni beber, ni comer, ni cantar, ni bailar. ¿Qué hacer? ¡Dormir! ¡Eso, voy a dormir! Dormir….pero, si no había noche, ni esos momentos que no quieren pasar, ya saben, cuando bostezamos (bosteza), cuando bostezamos por la noche. No había noche, ni cama, ni edredones, ni cubrepiés tejidos, ni bolsa de agua caliente, ni mesa de noche, ni….¡Ya basta! ¡Ah, el progreso! Entonces quiso amar y se dijo: me voy a enamorar. Voy a suspirar. Distrae.  ¿Enamorado de quien? ¿Suspirar por quién? ¿Por una trigueña? No había trgueñas. ¿Por una rubia? No había rubias, ni pelirrojas. Ni siquiera había cabellos ni trenzas falsas ya que no había mujeres.¡No se habían inventado las mujeres! ¡Ah, el progreso!  ¡Morir entonces! Eso es, se dijo (resignado): Quiero morir. ¿Cómo morir? No hay puentes, no hay cuerdas, no hay pistolas, ni enfermedades, ni venenos, ni farmacéuticos, ni doctores. ¡Entonces no quiso ya más nada! (Quejoso) ¡Qué situación más desafortunada! (Desdiciéndose) ¡Pero no, no lloren! No había ni situación ni desgracia. Felicidad, desgracia, todo eso es moderno. ¿Cómo termina la historia? Pues no tenía final. No se habían inventado los finales. Terminar, es un invento, un progreso. ¡Ah, el progreso! ¡El progreso!

 

Los 9 poetas griegos de la lírica

Grecia constituye la cuna de la civilización occidental. Allí se gestó la cultura más antigua que daría origen a disciplinas como la historia, la filosofía, la medicina, las matemáticas, el derecho, el teatro, la geografía. Pero además, allá por el siglo VI a.C. nacían un grupo de poetas que acostumbraban a recitar versos acerca del amor, el placer del vino, los dioses, los héroes, las leyendas, y las hazañas de los hombres. Estos cantos por lo general iban acompañados por la lira, un instrumento de cuerda punteada con forma de ábaco. Seguramente ninguno sospechaba que en ese entonces estaban diseñando los comienzos de costumbres poéticas, estilos de versos o temas recurrentes que luego, mucho más adelante, grandes escritores  tomarían como punto de partida para sus obras. Ellos pasaron a formar parte de la lista de los 9 poetas líricos.

La poeta Safo de Mitilene, también conocida como Safo de Lesbos, es conocida por una leyenda,  que narra la historia de un amor no correspondido. Safo se había enamorado de Faón, un hombre que era amado a su vez por la propia diosa Afrodita. Al no poder concretar su amor, Safo se suicida lanzándose desde la roca de Léucade  al mar. Era costumbre para los enamorados lanzarse desde esa roca para suicidarse. El  poeta  Ovidio retomó el mito y lo popularizó, convirtiendo a Safo en una Heroína, que le escribe una carta de amor a Faón. El Himno en honor a Afrodita es el único poema que se conserva completo de toda la obra de la poeta griega:

¡Oh, tú Afrodita reina de los cien escaños,

hija de Zeus, inmortal, dolosa:

no me acongojes con pesar y erotismo

ruégote, Cipria!

 

Antes acude como en otros días,

mi voz oyendo y mi encendido ruego;

por mi dejaste la del padre Zeus

alta morada.

 

El áureo carro que veloces llevan

lindos gorriones, sacudiendo el ala,

al negro suelo, desde el éter puro

raudo bajaba.

 

Y  ¡Oh, afortunada! en tu inmortal semblante

te sonreías: ¿Para qué me llamas?

¿Cuál es tu anhelo?

—me preguntabas—

 

¿Arde de nuevo el corazón inquieto?

¿Con quién pretendes enlazar suave

lazo de amor? ¿Quién tu red evita,

mísera Safo?

 

Que si te huye, tornará a tus brazos,

y más propicio ofreceráte dones,

y cuando esquives el ardiente beso,

querrá besarte.

 

Pues, ¡Oh, ven diosa! y mis anhelos cumple,

liberta el alma de su dura pena;

tú, protectora, en la batalla lidias

siempre a mi lado.

Safo se lanza al mar de la roca de Léucade. Por Theodore Chasseriau

Safo se lanza al mar de la roca de Léucade. Por Theodore Chasseriau

En ese entonces, uno de los amigos y presuntos amantes de Safo, Alceo de Mitilene, con quien intercambiaba poemas, y que se constituiría como uno de los 9 poetas, escribía versos como los siguientes:

208 V

No entiendo la querella de los vientos:

viene una ola rodando de este lado y de ése,

otra, y nosotros en medio somos llevados

con la negra nave en la gran tempestad,

entre horribles esfuerzos; pues llega el agua

al pie del mástil y ya todo el velamen se ha rasgado,

y jirones enormes cuelgan de él.

Ceden las anclas, y el timón …

Me sujeto a las jarcias por los pies:

tan sólo esto me mantiene a salvo…

la carga echada por la borda …

45 V

 

El más hermoso de los ríos, Ebro,

que desembocas junto a Eno en el mar púrpura,

después de haber rugido por las tierras de Tracia,

rica en caballos.

Muchas doncellas llegan hasta ti

y por sus suaves muslos, con manos delicadas

se embelesan pasando como un bálsamo

tu agua de dioses.

 

338 V

 

Llueve Zeus y grande es la borrasca

que de los cielos cae. Se han helado los ríos…

Echa abajo el invierno, prende el fuego,

el dulce vino mezcla sin reparos

y un almohadón mullido

aparéjate en torno de las sienes…

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Safo y Alceo

El tercer poeta lírico se llamaba Anacreonte. Este se refirió a la relación que la poeta Safo mantuvo con sus alumnas, describiéndolo como un amor sexual. Tales rumores determinaron que  con el paso del tiempo se expandiera la idea y  nacieran los términos «lesbianismo» y «safismo». Anacreonte cantaba sobre el placer del vino y el amor. Aquí transcribimos algunos de sus poemas:

A una doncella

En un tiempo, de Frigia en la ribera,
en roca fue Niove transformada
y la hija de Pandión, como una alada
golondrina, cruzó la azul esfera.

¡Ay si en tu espejo yo me convirtiera
para poder gozar de tu mirada!
¡Si trocándome, en túnica, abrazada
a ti toda la vida me estuviera!

Onda quisiera ser para bañarte,

ungüento y perfumar tu piel de nieve,

banda y el alto seno sujetarte, p

erla y fulgir en tu garganta hermosa,

¡o ser quisiera tu sandalia breve, que, c

omo tú la huellas, es dichosa!

LAS ROSAS  

Derramemos el vino

sobre las frescas rosas,

que es flor de los amores.

Apuremos las copas

ciñendo nuestras sienes

con floridas coronas.

 

Entre todas las flores

la más bella es la rosa:

ríe la primavera

al romper su corola:

con ella se complacen

los dioses, y ella adorna

del hijo de la diosa Citerea

la cabellera blonda

cuando va con las Gracias

danzando en las praderas olorosas.

 

Ciñamos nuestras sienes, ¡oh Dionisos!

con floridas coronas,

y yo, cantando al eco de la lira,

danzaré ante las aras con la moza

de más alivio seno, coronado

de guirnaldas de rosas.

LA LIRA

Quiero ensalzar cantando a los Atridas,
quiero cantar a Cadmo,
mas de mi lira los sonoros nervios
tan sólo amores dicen.

Otra lira pulsar en otro tono
quise, con nuevas cuerdas
y al pretender cantar al fuerte Heracles,
tan sólo amores respondió mi lira.

Héroes, dejad de enardecer mi mente,
porque mi lira, sólo amores canta.

EL AMOR

Cuando la media noche se acercaba
y el signo de la Osa se volvía
a la mano de Bootes;
cuando los hombres en el blando lecho
yacían, del trabajo fatigados,
el Amor a mi puerta cauteloso
llegóse, golpeando las aldabas.

-¿Quién a estas horas – dije- hasta mi puerta viene, a turbarme el sueño?

-Abreme – contéstome el caminante-;
soy un niño; no temas por tu vid:
azótame la lluvia,
y en la cerrada noche me he perdido.

Al escuchar sus quejas,
de compasión se estremeció mi pecho
y encendiendo mi lámpara,
abrí la puerta y penetró el muchacho.
Traía el arco al hombro
colgado, y el carcaj lleno de flechas.
Sentados junto al fuego,
calentaba sus manos con mis manos
y le enjugaba el húmedo cabello.

Mas él, quitado el frío
quiso probar el arco, y si la cuerda
rota del agua estaba.
Tendiólo, y con el dardo,
me hirió en el corazón, con venenosa
herida, como un tábano rabioso.

-¡Alégrate, amigo,
huésped –dijo riendo-;
el arco estaba sano,
mas tú quedas herido para siempre!

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Anacreonte

Alcman fue el representante más antiguo del canon de los nueve poetas líricos, que fueron destacados por los alumnos de Alejandría, alrededor del siglo IV a. C. En los siguientes versos se observa la expresión de un sentimiento intenso, característico de la lírica:

Muchachas de dulce voz y suaves cantos,

mis rodillas apenas pueden  sostenerme.

Ojalá yo fuera un cérilo, ave sagrada

que, fulgente, vuela, purpúreo como el mar,

con el corazón audaz, sobre las olas.

 

Del quinto poeta, Estesícoro, compartiremos un fragmento de su poema de la Gerioneida, en donde describe un viaje de Heracles, más conocido como Hércules. En este pasaje el héroe mitológico se encuentra con un jardín maravilloso. Lo curioso, propio del folklore de la época es que en los jardines hermosos solían habitar los monstruos, oponentes de los héroes. Aquí reproducimos su descripción de aquel jardín, el preludio de un posible encuentro monstruoso:

En primavera crecen los membrillos

sidonios irrigados por canules que fluyen

de los ríos, donde está el jardín sin mancha

de las vírgenes y los pimpollos de la vid van

creciendo y florecen bajo umbrosos

retoños de la parra.

 

 Ibico, el sexto poeta, es reconocido por su intrigante y escalofriante historia de su muerte. Resulta que mientras paseaba por la villa de Corinto, unos ladrones lo hirieron gravemente. Moribundo, vio a un numeroso grupo de grullas que volaban sobre su cabeza, y antes de dar su último aliento les pidió que vengaran su muerte. Los ladrones alcanzaron a escuchar sus plegarais y se dirigieron al teatro. Curiosamente se presentaron las grullas. Uno de los ladrones, con tono burlón gritó: ¡Observad a los vengadores de Íbico!, y así ellos mismos dieron la pista que delató el crimen y fueron detenidos. La frase «las grullas de Íbico» se convirtió así en un proverbio entre los griegos para quienes el descubrimiento del crimen fue intervención de los dioses. En homenaje a Ibico transcribimos dos poemas suyos:

El amor me quema 

En la primavera, los membrilleros

regados por las corrientes

de los ríos -donde está el jardín intacto

de las Vírgenes- y las vides

creciendo a la sombra de los pámpanos

florecen; pero el amor no duerme para mí

en ninguna estación, sino que, igual que el tracio

Bóreas por el rayo encendido, lanzándose,

enviado por Cipris, en medio de una furia que

lo agosta todo, oscuro e intrépido, poderosamente

desde el fondo agita mis sentidos.

Sobre el amor

Otra vez Eros, mirándome lánguidamente
con sus ojos bajo párpados azulados,
con mil seducciones me empuja
dentro de la red inextricable de Cipris.

Le temo cuando lo veo acercarse
como un caballo sufridor del yugo, vencedor en los Juegos,
en su vejez, caminando de mal grado, con veloz carro entrando en carrera.

Simónides de Ceos fue el creador de la mnemotecnia, técnica de localización de recuerdos que permitía recordar amplios discursos mediante una serie de recuerdos-gancho.

Se le atribuye la invención de cuatro letras del alfabeto griego (omega, eta, xi y psi: ω, η, ξ, ψ). Simónides nos dejó una bella reflexión acerca de la poesía: «la poesía es pintura que habla y la pintura poesía muda» Compartimos un fragmento de su poema sobre el mito de  Dánae y su bebé Perseo, abandonados en medio del mar sobre un arca flotante:

Como un lactante duermes,

tumbado en esta desagradable

caja de clavos de bronce,

vencido por la sombría oscuridad

de la noche. De la espesa sal marina

de las olas que pasan de largo por encima

de tus cabellos no te preocupas,

ni del bramido del viento, envuelto en

mantas de púrpura, con tu

hermosa cara pegada a mí.

 

El poeta Baquílides, sobrino de Simónides de Ceo, también forma parte de los 9 líricos. Posee escasos cantos a su nombre. Sin embargo, el siguiente verso, aunque extremadamente breve, es contundente en su mensaje: <<Pues la piedra de toque revela el oro, mas la excelencia de los hombres la ponen en evidencia la sabiduría y la verdad todopoderosa.>>

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Para finalizar este homenaje a los poetas líricos, mencionaremos a Pindaro, el noveno de los grandes originarios de mitos, y versos que pasarían a ser las bases para el despliegue de la poesía occidental, de todos los tiempos. Cuando era joven Pindaro participó en un certamen de poesía en el que fue vencido por la poetisa Corina de Tanagra. En esta ocasión, fue ella quien le regaló un gran consejo: «sembrar a manos llenas, no a sacos llenos». Los versos que siguen a continuación, cargados de una belleza incomparable, podrían ser el reflejo de su gran aprendizaje:

aquel que al contemplar los rayos

rutilantes que brotan de los ojos de Teóxeno

no siente el oleaje del deseo, de acero

o de hierro tiene forjado su negro corazón

con fría llama y, perdido el aprecio de Afrodita,

la de vivaz mirada.

Alcman, Safo, Alceo, Anacreonte, Estesícoro, Ibico, Simónides de Ceos, Baquiílides, Píndaro

Alcman, Safo, Alceo, Anacreonte, Estesícoro, Ibico, Simónides de Ceos, Baquilides, Pindaro

 

Un viaje adentro de un cuadro

Lech Majewski , director polaco, dirigió el film El molino y la cruz en 2011, una obra independiente, inspirada en su totalidad en las pinturas de Pieter Brughel, pintor flamenco del siglo dieciséis. La película consiste en un viaje adentro de uno de sus cuadros: Cristo cargando la cruz.

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Cristo cargando la cruz, Pieter Brueghel

¿Por qué es una experiencia única? Lech realmente logra su objetivo: la experiencia al terminar de ver la película, cuando la cámara se aleja lentamente desde el cuadro original del pintor, que se encuentra colgado en el Museo del Prado, en Madrid, la sensación del espectador es que estuvo metido adentro de esa pintura, en ese escenario en que transcurre la historia descripta por Brueghel. Si alguna vez uno se preguntó cómo sería poder viajar en el tiempo para dar una mirada a la vida en el siglo XVI, ver este film es la oportunidad para hacerlo. Absolutamente todo está logrado: el paisaje tan alejado de la idea de ciudad, el mercado en el camino de tierra y pasto, en donde un pueblerino se sienta con su canasta a vender pan.

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Los ropajes que vemos en los cuadros de esas épocas son exactos, igualmente ensuciados con los  materiales de esos años, y el barro parece extraído de ese tiempo, al igual que los rostros de los personajes. El silencio de aquellos lugares está poblado únicamente por los gritos y los cantos medievales, y los ruidos de la maquinaria; en especial del gran molino. El molino es central para esta obra, en donde el molinero ocupa el lugar de Dios. El molinero-Dios, es quien se encarga de proveer el pan, el alimento del pueblo, el motor de la vida. La melodía está marcada por la corneta negra, que es empleada por un hombre bufonesco, y unos jóvenes bailando a su alrededor. En un pueblo cruel, en donde el Rey  condena a los que  no tienen la religión imperante, y los caballeros vestidos de rojo los torturan, tanto  a hombres  como a mujeres, a yacer crucificados bajo el rayo del sol y el hambre de los cuervos, el único gesto de ternura parece ser el del retrato de los niños saltando sobre las almohadas de pluma, corriendo y riendo detrás de los patos y las ovejas.

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La controvertida vida de Sir Francis Drake

Sir Francis Drake

Nacido para explorar, circunnavegó el mundo entero. Fue considerado pirata en España, y corsario en Inglaterra, honrado como héroe y nombrado caballero por la reina Isabel. En sus travesías mercantiles perdió barcos y capturó bienes para la corona. Atacó numerosos navíos, y fue atacado en recompensa. Conquistó tierras, fundó puertos y les dio nombres. Todo en una competencia con la corona española. En el Río de la Plata, rondando el departamento de Colonia perdió un barco y cayó prisionero de los Charrúas, su hermano John Drake. Finalizando el mil quinientos ochenta, John y dos marinos, uno inglés, otro francés, tomaron una canoa y cruzaron el río a remo.  Llegaron a Buenos Aires, que yacía recién fundada. Los tres descalzos y semi-desnudos,  luego de ser esclavos, se entregaron al imperio español. Fueron encarcelados y enviados al tribunal de inquisición en Perú. Francis Drake continuó su viaje, bordeando costas, acumulando riquezas. Su barco sobreviviente, el Pelican (Pelícano), cambió su nombre a Golden Hind (Trasero de oro).

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En su regreso a Inglaterra, fue honrado y nombrado Sir, acuñando en su escudo “Sic parvis magna” (<<Todo lo grande empieza pequeño>>) aludiendo así a sus orígenes humildes.  Juan de Castellanos le dedicaría su Discurso de Francisco Drake en 1596, en sus Elegías de Varones Ilustres. Lope de Vega, un poema épico, La dragontea. Martín del Barco Centenea lo nombraría en La Argentina en 1602. Drake se convertiría en el antagonista en la novela La novia del hereje en 1854, por Vicente Fidel López. Gabriel García Marquez mencionaría su ataque a Rioacha en el inicio de Cien años de soledad. Manuel Mujica Láinez lo mencionaría en su cuento La enamorada del Pequeño Dragón, que trata de una joven que se enamora de un sobrino de Drake. José Mila y Vidaurre lo nombraría en El visitador. En 2007 Drake explorará el videojuego Uncharted: El tesoro de Drake, a través de un descendiente suyo que debe buscar un tesoro que el él mismo protegió. Sería la inspiración para el pirata X Drake, de manga y animé, para Ricardo Latcham, en El tesoro de los piratas de Guayacán y para David Silvestre en La rosa inglesa.

videojuego Uncharted: El tesoro de Drake

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Frankenstein romántico

Por: Pau Stilman

Es sabido que hubo una época en que predominaba el romanticismo, una corriente artística y filosófica que se desarrolló a fines del siglo XVIII y perduró en su máximo exponente hasta fines del siglo XIX. Este movimiento  se caracterizó por el surgimiento de grandiosos poetas, además de novelistas y narradores, comprometidos con la exaltación de la belleza en la naturaleza, como oposición al auge del capitalismo industrial. También defendía la originalidad en el arte y la creación por la mera inspiración, en contraposición con la producción como mercancía.

Frankenstein, una de las obras más populares de la era romántica,  pertenece a Mary Wollstonecraft Shelley (1797-1851). Esta obra está generalmente catalogada como arte gótico, probablemente por el hecho de que se trata de la creación de un monstruo, que constituye el eje principal de la historia. Sin embargo, no podría dejar de notarse, que la novela es principalmente una narración romántica. Su tonalidad, además, se condice en gran medida con los ideales románticos, que por un lado manifiestan los miedos y  peligros del mundo de las máquinas, la electricidad, el vapor, etc. Y por otro lado, filosofan respecto del amor, la inmortalidad, la libertad, el bien y el mal. Así realzan la pasión y el pensamiento desestructurado, por sobre las producciones en serie que arrastran con todo,  hasta  el modo de pensar de los pueblos. “Yo me deleitaba investigando los hechos relativos al mundo en sí, ella prefería las aéreas creaciones de los poetas. Para mí el mundo era un secreto que anhelaba descubrir, para ella un vacío que se afanaba por poblar con imaginaciones personales.” En este pasaje de la obra se ponen en evidencia dos aspectos – la ciencia y la poesía-  que parecían entrar en puja en aquella época: por un lado el saber metódico que permitía conocer al mundo, encarnado en la figura del doctor, y por el otro, la imaginación de los poetas, como creación misma del mundo. Esta dualidad parece continuar aún en la actualidad: ¿al mundo hay que descubrirlo o hay que crearlo?, ¿es realmente posible llevar al descubrimiento y a la creación hacia el mismo bando? Por supuesto, existen múltiples teorías y puntos de vista al respecto. Sin embargo, lo que aquí nos atañe es la postura romántica, a la que le interesaba defender a la poesía como creación y forma de vida. No parece justo desacreditar su postura porque se piense que no querían aceptar el cambio. Lo que es importante destacar es que lo que ellos no querían era que la ciencia, la industria, abolieran el arte y su innegable capacidad de crear mundos.

Mary Shelley, autora de la novela Frankenstein

Mary Shelley, autora de la novela Frankenstein.

Históricamente, parece haberse generalizado en ciertas obras, una polarización muy fuerte entre personajes: los malos y los buenos. Tal vez por decisión política, ideológica, o por la practicidad de resolver interpretaciones literarias, se ha popularizado la imagen de un héroe frente a un villano, con quien debe luchar y a quien debe vencer. Efectivamente, el monstruo de Frankenstein fue generalmente interpretado como un demonio, con quien el Dr. Frankenstein debía luchar, y a quien trágicamente, no pudo vencer. Podemos observar cómo a la hora de interpretarlo se suelen exaltar los rasgos negativos en aquel personaje, que por lo general es feo, malvado y a veces torpe. Sin embargo, en la novela, el monstruo es un personaje dotado de una gran sensibilidad, capaz de aprender todo tipo de disciplinas y de sentir las emociones humanas más profundas:  “¡Qué extraña naturaleza la del saber! Se aferra a la mente, de la cual ha tomado posesión, como el liquen a la roca. A veces deseaba desterrar de mí todo pensamiento, todo afecto; pero aprendí que sólo había una manera de imponerse al dolor y ésa era la muerte, estado que me asustaba aunque aún no lo entendía.”  En este fragmento del reato que el monstruo le dice a su creador, se aprecia su deseo de superar el dolor que lo atormenta, mientras que también filosofa acerca del saber y sus efectos en los sentimientos. Es un monstruo que ha devenido en lo que es debido a su historia terrible, en la cual su creador lo ha abandonado en el momento de su nacimiento y lo ha dejado al libre azar, exponiéndolo al desprecio y maltrato popular, por el solo hecho de ser diferente. Se trata, por lo tanto, de un ser que solo ha conocido la maldad, que ha engendrado el odio en sus entrañas, y que lo único que anhela encontrar es el amor. Recientemente, una serie televisiva llamada Penny Dreadful, ha llevado a la pantalla a esta historia, con una propuesta muy fiel a la novela, ya que ha sabido ilustrar y resaltar el matiz poético que todos sus personajes portan consigo. El personaje del monstruo encarna la dualidad entre el bien y el mal: por momentos ejecuta los actos más despiadados, y por otros, realiza actos de bondad y recita los versos más bellos de  la poesía de su tiempo. A su vez, el personaje del doctor, se ve reflejado por la misma dualidad: ya no es únicamente una víctima de su propia creación, sino también el propio espejo de sus demonios. En ese sentido se abre el interrogante: ¿el monstruo es realmente un monstruo? Cabría preguntarse también qué es el monstruo; cuál es su metáfora; si ser monstruo es ser distinto, ¿acaso no somos todos un poco monstruos? Últimamente se ha comenzado a resaltar los matices grises en los personajes  ficcionales –en las adaptaciones audiovisuales- que ya no son, buenos o malos, lindos o feos, sabios o ignorantes, etc. Sino que se disputan todo el tiempo ambos polos. (Véase por ejemplo la versión de Maléfica, la malvada de La bella Durmiente, que Disney llevó a la pantalla en los últimos años).

 

Episode 201
Penny Dreadful Frankenstein y su monstruo conversando

Es interesante remarcar que para el romanticismo el auténtico monstruo es el hombre de la ciencia que viene a demoler las leyes de la naturaleza. Su creación no podía más que devenir en algo monstruoso, no obstante, su monstruo resulta encarnar la poesía, al punto tal de odiarse a sí mismo, y detestar a su creador por haber manipulado de esa forma a la naturaleza. Se podría decir que se rebela contra su propia creación. Asimismo cabe destacar que las intenciones del doctor habían sido también muy románticas: se proponía crear un ser inmortal, traer la perfección a la humanidad y que ésta no acabase nunca. «Bajo la tutela de mis nuevos maestros que había elegido, me puse a buscar, lleno de entusiasmo, la piedra filosofal y el elixir de la vida; pero pronto todo mi interés se centró en este último. La riqueza no era, a mi entender, más que una meta secundaria; pero ¡qué gloria acompañaría a mi descubrimiento si conseguía desterrar la enfermedad del organismo humano y hacer del hombre un ser invulnerable a todo menos a la muerte violenta!» Estas fueron las palabras del doctor al expresar su mayor pasión.  Y luego continúa de esta forma: “Analicé con todo detalle las causas por las que se produce el paso de la vida a la nada y de la muerte a la vida, hasta que de aquella oscuridad salió una luz que iluminó mi espíritu, desconcertándome, como es lógico, al saberme el único descubridor de un secreto perseguido con avidez por tantos hombres de genio.”

Un detalle curioso para observar es que el doctor Frankenstein, desvivido por conocer cómo generar la vida eterna, termina creando un ser inmortal y a la vez infinitamente poético. La deducción es exquisita: la receta para alargar la vida es la poesía.

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