James Jacques-Joseph Tissot (1836-1902) fue un pintor y grabador francés. Alrededor de 1870 James conoció a Kathleen Newton, su esposa, protagonista de muchos de sus cuadros. Kathleen vivió con él hasta que enfermó de tuberculosis y se suicidó, a la edad de 28 años. Para James fue difícil retomar su carrera, pasaron muchos años antes de que se dedicara a pintar acerca de Cristo y el Antiguo Testamento.
Podemos observar una dama que nos mira como expectante de lo que creemos que pasará: ¿acaso ese hombre pensativo en la ventana se decidirá a entrar?; ¿Será que la tormenta se desatará?
Dos damicelas se inclinan para observar los detalles de una pintura, acaso reflejando, al menos la mía, la actitud de enfocar la mirada en esta misma pintura para no perderse ningún detalle. Lo tomo como una invitación a sumarme a observar esa obra junto a ellas: parece una guerra, soldados luchando a caballo a las orillas de una isla. Detrás, muchos detalles: ¿acaso vieron ese hombre de barba negra y espada?
-Oh, debo irme-
-Pero regresa pronto, lleva contigo esa llave en el vestido, y te aguardaré con mi caballo que está atrás mío-
Tissot retrata la consternación en las miradas con sumo realismo. La mirada perdida de él y la de la dama que intenta consolarlo, los leves pliegues en la frente, las manos unidas por ambos pulgares, la otra dama que intenta tal vez ofrecer un té para cambiar las emociones.
Vemos a la protagonista sumida en sus inquietudes, mirando algo a lo lejos, tal vez un escenario de otra pintura. Ella mira a otro lado, mientras todos la miran a ella. Detrás el capitán y un marinero conversan sobre ella, o tal vez solo es el marinero quien la mira y conversa sobre ella en sus pensamientos, mientras comparte una copa con el capitán. Detrás una pareja, y el hombre, desde lejos, la mira ella también.
-Oh miren ahí abajo- Esta pintura retrata la inclinación del barco, y ese leve vértigo al inclinarnos por la borda junto a la dama de blanco.
En medio de ese pantano a punto de oscurecer, y esa mirada no solo de ella, sino también del canino, imposible no sentirse al menos un poco intimidado.
Hermosa. Increíble tapado y sombrero. Parece una fotografía.
Detrás de esta escena de vacaciones en el campo, hay un hombre apoyado sobre una columna: ¿qué estará pensando? Tal vez unos minutos más tarde se anima a sumarse, o a invitarla a ella, a alguna de las dos, a pasear por el jardín.
Muchos pintores retrataron alguna obra llamada La creación. En el caso de Tissot, es curioso que lo hizo en el año de su muerte, pintando dos seres sin contacto entre sí; más bien una dama de blanco soñando despierta y a sus espaldas una mujer más grande, mirándola de forma interrogativa y a punto de pasar la página del libro que le estaría leyendo.
¿Qué dirá esa carta?, ¿Se trata de aquel hombre, detrás que se inclina sobre la mesa?
Esos momentos en que la fiesta aún no empezó, pero de alguna manera, ya empezó…..